PILOTOS DE CHATO.

Nació el 2 de setiembre de 1918 en la localidad de Puente-Tocinos (cerca de Murcia), al empezar la guerra se incorpora al aeródromo de Reus, donde avería en poco tiempo tres Nieuport 52, según Gayoso. A pesar de ello pasa a la Escuela de Caza, y de allí al Norte, el 23 de marzo de 1.937 a donde se trasladó a bordo de un Douglas DC-2; durante una semana Zambudio voló en los inadecuados cazas checos Letov S-231 y más tarde pasó a pilotar los Polikarpov I-15 Chato.
En esta época había volado ya en Tiger Moth, Hispano, Breguet, Miles, Caudron, Fleet, Morane, Gourdou, Koolhoven, Avro y Nieuport.
Cuando aparecía algún buque nacionalista en la zona (por ejemplo, el destructor Velasco), los pilotos de los Chato cambiaban su montura por el Gourdou-Leseurre GL-32, capaz de llevar armamento de caída. Con un GL-32, Zambudio bombardeó en picado el acorazado enemigo España, al que alcanzó (según su versión) con una bomba de 100 kg en la cubierta, acertando en un pañol de municiones, y hundió. (Según otras fuentes, el España chocó contra una mina o fue hundido por un submarino.). Al finalizar la campaña del Norte es ascendido a teniente (Orden de 19-9-37; Diario Oficial nº 228).
Integrado en la 3ª Escuadrilla de Chatos, Zambudio participó en cuantos combates libró su unidad, demostrando tal capacidad que, cuando el jefe de la escuadrilla, Juan Comas, resultó herido en mayo de 1938, Zambudio, le sustituyó en el mando de la unidad
Promovido al empleo de capitán (D.O. nº 295 del Ministerio de Defensa, de 11-11-38), Miguel Zambudio remplazó de nuevo a Comas, esta vez al frente del 26.o Grupo de Chatos, cuando éste resultó herido en Monjos, en noviembre de 1938.
Al mando de su nueva unidad, Zambudio participó en las batallas defensivas libradas a finales de 1938. El 24 de diciembre, en el curso de una misión en la que volaba al frente de su grupo sobre la cabeza de puente de Serós, Zambudio fue alcanzado en un combate contra aviones Fiat CR.32 y Messerschmitt Bf 109. Con el nervio ciático de un muslo prácticamente seccionado la guerra concluyó para Miguel Zambudio. Trasladado a Francia en camilla, Zambudio padeció en aquel país las amarguras de la segunda guerra mundial y, cuando finalizaron las hostilidades, fijó su residencia en Francia. Aunque regresó a España a mediados de los años cincuenta, Zambudio, promovido al empleo de comandante durante la guerra civil española (aunque su ascenso no se hizo oficial al desaparecer el Diario Oficial de la República), sigue residiendo en Francia y pasa algunas temporadas en su Murcia natal.
En el caso de Miguel Zambudio Martínez todos los datos coinciden en aclamarlo como el máximo as de la caza republicana: Jesús Salas le atribuye 17 derribos confirmados, mientras que el propio interesado reclama 24 seguros y varios probables y compartidos.
Sea como fuere, y dejando a un lado las conjeturas, Zambudio fue uno de los cazadores y jefes de unidad más destacados conque contó la República.
Vuela sobre el acorazado España el día de su hundimiento, despegando de Santander.
Al finalizar la campaña del Norte es ascendido a teniente (Orden de 19-9-37; Diario Oficial nº 228). En 1983 llega a jefe de la 3ª escuadrilla de Chatos y en noviembre del mismo año a jefe del grupo 26, en sustitución de Comas.
En este momento fue ascendido a capitán (D.O. nº 295 del Ministerio de Defensa, de 11-11-38).
Actualmente reside en Francia.

Nació en la localidad montañesa de Santoña el 3 de noviembre de 1917.
Manuel Zarauza ingresó en la aviación republicana en noviembre de 1936 como soldado voluntario, capacitándose como piloto de caza en la Escuela de Pilotos de Santiago de la Ribera (Murcia) a cuyo término fue ascendido a sargento y asignado a una escuadrilla de biplanos I-15 "Chato", la que había sido la Escuadrilla "Palancar" y después la Escuadrilla "Lacalle", mandada en aquella época por Manuel Aguirre, y el 24 de mayo de 1937 fue enviado a la Zona Norte (frente cántabro), junto a otros pilotos que más tarde se convertirían en ases de la especialidad y jefes de unidades (Riverola, Comas, Bastida ....)
Zarauza tripulaba uno de los "Chatos", pero un fallo del motor producido poco después de despegar, le obligó a regresar al aeródromo de partida. A continuación pasó a la Escuela de Alta Velocidad de El Carmolí, donde recibió doble mando en el UTI-4 ("Mosca" biplaza), siendo destinado después a la 3ª Escuadrilla de "Moscas". En noviembre de 1937, cuando se hallaba integrado en la 4ª Escuadrilla de Moscas, Zarauza fue ascendido a teniente y se le confió el mando de la unidad, en sustitución del soviético Shimelkov. El 15 de diciembre la 4ª de Moscas intervino por primera vez en la batalla de Teruel, durante la cual se pusieron de manifiesto las dotes de mando de su nuevo jefe.
Más tarde, la unidad fue destinada a contener el avance nacionalista sobre Levante, y operaba desde Reus, Sarrión, Liria, Valls, Vendrell y otras localidades, enlazando, combate tras combate, con la reñida batalla del Ebro. En el transcurso de ésta, el 5 de julio de 1948, Eduardo Claudín, jefe del Grupo 21 de Moscas, fue abatido por la artillería antiaérea de los rebeldes en la vertical de Puebla de Valverde. Zarauza, que el 11 de marzo de 1938 había recibido su despacho de capitán (según el Diario Oficial n.° 60), fue puesto al mando del Grupo 21, mientras Antonio Arias Arias le sustituyó al frente de la 4ª Escuadrilla. Zarauza, que se había ganado el apelativo de "el piloto fantasma" debido a que su corta estatura hacía que apenas se le viese cuando se sentaba a los mandos de su avión, intervino al frente de su unidad en los combates en defensa de Cataluña y fue ascendido al empleo de comandante por méritos de guerra. Cuando el frente de Cataluña se hundía irremediablemente, Zarauza decidió refugiarse en Francia con su avión para impedir que ambos cayeran en manos del enemigo donde fue internado en el campo de Argelés-Sur-Mer.
Algún tiempo después, pudo trasladarse a la Unión Soviética fijando su residencia, en Jarkov, donde trabajó hasta que, en plena II GM, las tropas alemanas se acercaban a la ciudad, en su avance, siendo evacuado junto a otros pilotos españoles. Zarauza se presentó voluntario en el Ejército Rojo, del que pasó a la Fuerza Aérea soviética, en la que luchó alcanzando el grado de coronel. Pereció el 12 de octubre de 1942, en Bakú cuando realizaba un simulacro de combate con el sargento Sasha Riápishevt recién llegado a su unidad, colisionando ambos I-16, que cayeron a tierra. Contaba Zarauza con más de 30 victorias aéreas (10 en España) y había participado en un centenar de combates aéreos.
Fue uno de los más destacados pilotos de caza con que contaron las Fuerzas Aéreas Republicanas Españolas. De Zarauza, que tiene en su haber diez derribos confirmados y varios probables y compartidos, se dice que fue uno de los mejores pilotos que volaron en el monoplano de caza soviético Polikarpov I-16 «Mosca». Muchos compañeros suyos recuerdan todavía la facilidad con que Zarauza ejecutaba todo tipo de acrobacias con el I-16, realizando incluso pasadas en vuelo invertido a escasos metros del suelo, una maniobra que ningún piloto soviético en su sano juicio llevó a cabo jamás con este tipo de avión.
De la capacidad de Zarauza como piloto, Andrés García Lacalle escribe lo siguiente en su libro Mitos y verdades: "Volaba el I-16, como lo demostró en una exhibición que realizó en la escuela de Kirovabad, con increíble perfección. El piloto de pruebas ruso (piloto número uno de la URSS y probador oficial del "Mosca") y Zarauza tomaban tierra con el monoplano en el mismo espacio que podía necesitar una avioneta, cuando su velocidad de planeo recomendada era no inferior a los 165 km./h".